Hace un año me fijé una meta muy particular: cambiar la manera de pensar. Esa meta involucraba cambiar la manera de actuar, la manera de ver el mundo que me rodea, y también cambiar mi forma de ser. Muchos pensarán que esta meta era convertirme en otra persona, muy distinta, pero yo lo he usado para descubrir y sacar a la superficie lo mejor de mí mismo.
Este año estuvo lleno de altos y bajos, con muchos éxitos logrados, muchísimas lecciones aprendidas, y el camino que me espera está lleno de nuevos retos. No ha sido un camino fácil, pues aun cuando esa meta esta cumplida parcialmente, puedo decir que durante este año, he crecido como persona y como profesional.
He leído muchos refranes en Twitter citados y publicados por personas de todo el mundo, incluso de varios amigos míos, y tarde o temprano, he visto como encajaron en mi vida dándome una gran lección, como si hubiesen sido mandaditos a hacer.
Aprendí a reconocer mis fortalezas, a darme cuenta que soy un excelente profesional, y que digan lo que digan, no soy menos que nadie, y nadie es ni más ni menos que yo.
Aprendí a reconocer mis propias limitaciones, aún si tienes que decir "no puedo.", "no sé.". Reconocer una debilidad y una limitación es un gran acto de humildad, y no te rebajas como persona ni como profesional. Es verdad que a nosotros nos enseñan a ser Toderos, a que podemos hacer todo, que podemos resolver los problemas, y podemos sacar corazones a partir de tripas, pero no siempre esa enseñanza dará resultado, y hasta terminarás creando falsas expectativas en los demás.
Aprendí (y aun sigo aprendiendo) a no buscar la aprobación de nadie. Simplemente buscar la tranquilidad de saber que di mi máximo esfuerzo y lo mejor de mí en la vida, en las amistades, en mi trabajo, etc. Si al otro no le gustó o no le pareció, pues no es personal. Es simplemente su apreciación de cómo ve la realidad, y nada tiene que ver contigo como persona (en pocas palabras, es su peo, no tuyo).
Reconfirmé que todos en la vida somos diferentes. Cada persona es un mundo, o mejor dicho un caso para bien o para mal, y hasta yo me considero uno.
Aprendí que el pasado, por mucho que te guste o te duela, no puede cambiarse. La vida no tiene un botón de RESET/REWIND/REPLAY para repetir el día, el mes o el año, pero nos ofrece dos opciones: O huyes del pasado y sigues viviendo una y otra vez los problemas que te ha causado, o aprendes de él para que lo superes y no vuelvas a repetir las malas experiencias. Aparte, que solo tenemos UNA vida, así que a disfrutarla al máximo.
Aprendí a no moverme más rápido que la vida misma, esta tiene su propio ritmo. De esa carrera solo quedará el cansancio y hasta un coñazo te puedes llevar del frenazo. Así que bájale 2, tómatela con soda, y aprende a esperar, a aprovechar y a disfrutar la espera, que lo bueno aún está por llegar.
Aprendí a no desanimarme por nada ni por nadie, pues hasta una patada en el culo te empuja hacia ADELANTE.
Aprendí que a veces, hay que retirarse de la pelea, así de simple. No sigas desperdiciando tus energías en algo que a la final no te va a beneficiar ni llevar a nada. Pero eso sí, una vez que te retires de esa pelea, invierte esas energías en algo más productivo y beneficioso para ti.
Aprendí que así como existen trabajos y proyectos excelentes, hay otros que son como un castigo, tanto mas crueles como más tardes en terminarlos, pero que debemos mirarlos no como un castigo, ni una mala suerte, ni un trabajo para el cual tenemos todo lo necesario para enfrentarlos y sacarlos adelante, sino también como una inmensa oportunidad para aprender y crecer.
Aprendí que si las emociones no las expresas ni manejas correctamente, estas se volverán contra ti. Aprende a manejarlas (no a controlarlas) y se convertirán en tus aliadas.
Aprendí que las amistades van y vienen. Mientras unos se fueron porque la amistad simplemente cumplió su ciclo, o porque nos encontraremos mas adelante, ¡nuevos amigos llegaron! e incluso otros más que se habían ido, volvieron.
Aprendí que la persona más importante en la vida es uno mismo. Un trabajo, un negocio, un viaje, una oportunidad, un problema, una persona, etc., no tienen importancia si afectan negativamente tu vida. Siempre habrá un momento en el que quieras o no, tendrás que parar y repensar las cosas, y quizás hasta tengas que decir "Ya basta, es hora de cambiar el rumbo".
Por último aprendí que uno no está solo en este mundo y tengo familiares y amigos que siempre me han apoyado en las buenas y en las malas. Que siempre, donde menos lo esperes, habrá alguien dispuesto a ayudarte. Solo tienes que decirlo, y saber decirlo, pues nadie es adivino para saber que necesitas ayuda, sólo pídela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario